Visita a Mons. Michel Cartategui
Michel fue compañero de estudios dentro de la SMA y hoy arzobispo de Niamey desde hace doce años. Presentó su dimisión y estaba a punto de celebrar la instalación del nuevo arzobispo Mons. Laurent Lompo. En cuanto pude fui a visitarlo y sus palabras me conmovieron:
- ¿Te das cuenta, Rafa? ¡Han quemado todo! ¡todas las iglesias convertidas en cenizas! Sólo queda la catedral y Sn Juan de Yantala que en estos momentos intentan saquear. Me siento acorralado, perseguido, abandonado; nadie nos protege.
¿Sabes lo que significa todo esto? El día 8 de Febrero habíamos programado la instalación del nuevo arzobispo, Laurent ¿Cómo le voy a dejar la diócesis en este estado?. Es un verdadero desastre. ¿Cómo es posible que tanto esfuerzo se haya convertido en humo y cenizas en unas horas?.
- Esto es lo que me queda de la Iglesia de Niger, me dice mostrándome una crucecita de cristal que debía ser el tapón de un vaso sagrado.
Diálogo y atención a los más pobres.
Yo sé de todos sus esfuerzos por mantener una relación fraterna con la comunidad musulmana, imanes y morabitos; he tenido la ocasión de ver cómo integraba a musulmanes en el funcionamiento y dirección de Caritas, escuelas y colegios católicos, me ha hablado varias veces de todos sus devaneos por encontrar financiación en Europa o América para atajar plagas, enfermedades, hambrunas y miserias en un país tan pobre como es Niger.
Su preocupación fundamental ha sido mantener relaciones amistosas con el Islam y hacia ello orientó toda la pastoral, acción social y proyectos de todo tipo. La Iglesia lleva casi un siglo con dos objetivos fundamentales: el diálogo con el Islam y la lucha contra las calamidades y pobreza.
Renovamos nuestra amistad y fraternidad
- ¿Para qué ha servido tanto diálogo?, se pregunta Sabine, la presidenta de Caritas-Niger, como se preguntarán los cristianos de Niger y hasta el mismo arzobispo de Niamey contemplando las cenizas de sus casas e iglesias y con el miedo metido en el cuerpo.
- Eso es, ahora tenemos que aprender a convivir con el miedo y la desconfianza. Hay cristianos que se han sentido perseguidos, señalados por sus hermanos musulmanes de una misma familia…
Y, sin embargo, los obispos, con toda la comunidad católica de Niger, se dirigen con un mensaje al país y especialmente a los musulmanes diciendo:
Venimos a renovar nuestra amistad y fraternidad con toda la comunidad musulmana de nuestro país.
Nos unimos al dolor que compartís con nosotros. Nuestras iglesias y buena parte de nuestras estructuras han sido destruidas, pero nuestra fe sigue intacta; con ella y la vuestra construiremos de nuevo lo que nuestros enemigos comunes han querido aniquilar. Que Dios nos acompañe en el camino de la reconciliación.
Rafael Marco, sma.





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